Uno de los problemas con el que nos encontramos habitualmente reparando clásicas es el desmontaje de tornillería, bien agarrotada o bien con el cabezal deteriorado de tal manera que no se puede desmontar. Para estos casos hay dos herramientas de aquellas que se pueden considerar imprescindibles (a mi en esta categoría se me ocurren demasiadas).
Este fin de semana nos han dejado ambas herramientas para solucionar un problema de tornillería en un motor de Ossa.
Tengo un "amigo" que hace tiempo me prometió que cuando quisiese me dejaba uno de estos destornilladores, ha ido pasando el tiempo y al final ha tenido que ser un mecánico el que me lo ha proporcionado. En fin sobran las palabras.
Para quien no lo conozca, el destornillador de impacto transforma un golpe de martillo en su cabeza en un giro seleccionable a derecha o izquierda. Como esto sucede de forma sincronizada, la punta no patina ni deteriora la cabeza del tornillo, pues a la vez que aprieta da un golpe de giro seco.
Es una herramienta fantástica aunque un poco cara (unos 40 € aprox.) para las veces que se usa. Por eso confiaba en mi "amigo"; la verdad es que el fué el primero que no pudo pasar más tiempo sin ella y ahora tiene cola de gorrones esperando su conocida generosidad (yo entre ellos).
Puede utilizar punta plana, estrella, allen y torx. Basta con dar un giro de 90º a una anilla para que apriete o afloje. Se coloca la punta adecuada, el sentido de giro deseado aflojar-apretar y se da un golpe con decisión, ..... el tornillo se afloja.
Destornillador de impacto IRIMO
La otra herramienta no la conocía y me ha gustado mucho; sirve para cuando nos hemos cargado la cabeza de un tornillo o lo hemos roto apretando. Se trata de un juego de machos de varias medidas, aparentemente similares a los de hacer rosca. Tienen una particularidad, la espiral de rosca tiene sentido contrario al de un tornillo.
Primero hay que hacer un taladro dentro del tornillo roto, después introducimos un macho de 2/3 aprox. del diámetro de la rosca. Se introduce y lo giramos en el sentido de aflojar. Como la espiral está invertida, cuanto más apretamos para aflojar, más se incrusta el macho. En el momento que este queda trabado, el tornillo se empezará a aflojar ... si todo va bien.
Al tratarse de tornillos partidos y salvo que estuviera haciendo tope en el fondo (cosa poco habitual), al no existir la pieza que está fijando el tornillo, no existe apriete en el dentado de la rosca, por lo que sale sin mucho esfuerzo. Si se resiste, no es aconsejable hacer mucha fuerza, debemos probar con un macho de más diámetro. Hay que tener en cuenta que el par de apriete es proporcional al diámetro y si estuviera trabado podríamos llegar a romper el macho. Cuando esto sucede, hay que hacer pasar una broca, eliminar todos los restos del tornillo y pasar un macho de más diámetro (de 6 a 7, p. ej.)
Machos de extracción para tornillos empotrados y rotos
Espiral de roscado inverso
Lo hemos utilizado para sacar un tornillo partido del motor de la Phantom 125. Por la posición de los engranajes ha habido que poner y sacar el mango de apriete unas cuantas veces porque en cada vuelta hacia tope.
Es una especie de peine rectificador, de una aleación más dura que el acero (como una lima) y que a base de pasarlo corrige las imperfecciones por golpes o entradas de tornillos desalineados.
Lo ha utilizado por ejemplo, para reparar el aro de apriete de un codo de escape en el cilindro de una Cota MK1.
Cada extremo de la herramienta tiene 4 tipos diferentes de peine, un lado es Métrico y el otro Withworth.
Parece un útil muy interesante no solo para taller, si no para la caja de herramientas, pues permite resolver problemas in situ, sin otros medios.