Mientras tuve motos de su tiempo, la parte menos problemática de una reparación era el recambio, ibas al taller, comprabas y punto. Con una clásica, la situación es totalmente inversa, aquello que no valorabas, sustituyendo piezas casi nuevas, ahora es quizá lo que más tiempo y medios requiere. Afortunadamente, tengo un amigo, Eugeni, que con más de 20 motos de las tres grandes marcas, llevaba ya 10 años dedicado a las clásicas. Así que me traspasó todo su know-how, bueno, "casi" todo, porque en este mundillo, ciertos recambios son como los rovellons (níscalos), no siempre se dan todas las pistas, y en esto con Eugeni nos llevamos una coña muy divertida.
Hasta aquel momento, había desmontado y reparado mis motos infinidad de veces, pero con la particularidad de que eran nuevas, y como estaban cuidadas, las averías normalmente venían de una en una. Ahora el panorama era otro, casi todo estaba mal, el planteamiento era diferente y nuevo para mí. De entrada, supongo que por el ansia restauradora, lo desmonté todo, mientras anotaba los recambios necesarios, algo que ahora no hago hasta que he ajustado las piezas dobladas, rotas o inexistentes, de modo que cuando estén pintadas, zincadas o cromadas, no necesite tocar la lima.
En defensa mía debo decir, que solo me he dedicado a motos que ya había tenido, por lo que me las conocía de memoria, si, memoria que se había diluido, pero que de modo sorprendente he recuperado. Ha sido curioso como, desmontando piezas, reaparecían imágenes de hace más de 30 años.
Lo primero que hice fué reparar el chasis: faltaba un tope de dirección, el soporte del mecanismo del stop (las primeras Lobitos, como esta con el nº 139 de este modelo, lo llevaban), el anclaje original del caballete (un herrero hizo un nuevo anclaje indestructible, pero más propio de una puerta que de una moto), dos anillas guia cables, desgaste elevado del eje del basculante debido al roce de la cadena secundaria, rosca de tornillo de amortiguador degradada.
El tope de dirección y las anillas las hice con varilla, el soporte del stop y el anclaje de caballete los conseguí en un desguace.
La reposición del stop arrancado fué sencilla, había marcas en el tubo.
El desgaste del basculante por el roce de cadena, debía hacerse con relleno de soldadura, pero los casquillos del eje llevan embutido un silentbloc de goma que me fué imposible extraer; con el calor de la soldadura se fundiría la goma. Por ello opté por hacer una funda (como la de las muelas) y fijarla con Nural.
En cuanto al anclaje del caballete, no tenía referencias, así que para poder ajustar bien la posición y el ángulo de inclinación, hice un utillaje sobre la Lobito de Eugeni; esta quedaba fijada a los soportes de la caja de herramientas y estribera. Coloqué esta pieza en mi moto, de modo que repetía la misma posición de referencia del caballete.
Anclaje y nueva pestaña / anclaje soldado y presentación tope dirección / anclaje y tope soldados
¿Por qué tanta complicación?, era más sencillo hacer un pequeño utillaje, que empezar a corregir sobre el chasis. "Los experimentos con gaseosa", como reza la conocida anécdota de Eugeni D'Ors, en la que recriminó a un inexperto camarero que le vertiera encima media botella de champagne francés, por no saberla descorchar.
Finalmente enderezo y pulo, hasta donde es posible, el protector de carter.
No hay comentarios:
Publicar un comentario